lunes, 18 de febrero de 2013

Mamá






Mamá (Mama, 2013, Andrés Muschietti): Mamá es de producción canadiense y también española, y equipo artístico hispano prácticamente en su totalidad. Supone el debut en el largometraje de su director y guionista, Andrés Muschietti, un debut por todo lo alto, esto es, un debut hollywoodense. Apadrinado por la marca Guillermo del Toro y con la emergente (y excelente) Jessica Chastain (la cual por primera vez no aparece pelirroja, quizás en un acto de autoconsciente desencasillamiento que es ya signo de plena consolidación en la industria) encabezando su cartel, Muschietti se ha paseado por la taquilla USA como Pedro por su casa, y su número uno ha hecho olvidar completamente que se trata en todos los sentidos de un recién llegado. Lo heteróclito de una producción como Mamá y su consiguiente éxito es señal, buena, de las grietas que existen en el cine norteamericano, y de su elevada capacidad de permeabilidad, que por otra parte siempre ha tenido aunque ahora seamos más conscientes de ella. Sin embargo, en el caso de Mamá esta permeabilidad supone un problema; la película no se ha tenido que colar por grieta alguna porque en el fondo y en la forma es un moderno filme americano de terror. En definitiva, no se trataba de  abrir nuevos caminos sino solo de pagar los establecidos peajes.

Hemos de señalar que la Mamá de Muschietti es una película apreciable, muy superior al resto de producciones Del Toro y a la alabada y mediocre Insidious (2011, James Wann), por citar una película reciente que, al igual que la de Muschietti, abandona el gore para abrazar una temática más clásica como es la de los fantasmas y las casas encantadas. Sin embargo, en películas como Insidious tendríamos que hablar más bien de  cine de casa del terror, al modo de (cutre) parque de atracciones: una nueva prueba para las teóricos de la regresión del cine a la barraca de feria. Mamá, tristemente, se inserta también en esta tendencia dominante  del susto continuado, de la máxima efectividad en perjuicio de la atmósfera y el trabajo iconográfico, ambos elementos desechados por el cine de terror contemporáneo más comercial (y, lo que es más preocupante, también por parte del menos).Y eso que a la película no le faltan pretensiones; en Mamá se llega incluso a ofrecer  una sugestiva definición del fantasma considerado como deformación o anomalía, destinada a repetirse hasta la reparación de la injusticia que es en realidad su causa y origen (el tema de la infancia, en cambio, no es sino otro trillado cliché de este tipo de cine y así se encuentra desarrollado, un tópico que los esforzados publicistas y críticos de salón pretenden elevar a rasgo autoral del cine de Del Toro, que para más inri este expande en otras producciones a diestro y siniestro). Es una pena que esta visión no se exponga con más cuidado y enjundia en la película, a pesar de los interesantes apuntes de la conclusión: ojalá la influencia de un autor como el maravilloso M. R. James hubiera ido más allá de Jacques Tourneur. Y sobre todo, a pesar del buen dominio por parte de Muschietti del plano-secuencia, del  magnífico sueño o  flashback que informa del origen de la injusticia, y de la aterradora presencia de las polillas. A base de elegancia y buen gusto en la puesta en escena (un poco como hace poco John Carpenter con la notable The Ward [2010]), Muschietti salva a su película de lo rutinario, pero no alcanza a encubrir su convencionalidad claudicante, el coste de sus peajes.

6 comentarios:

  1. Buenas reseña y buenas apreciaciones

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  2. Parece la típica película de terror con los efectos de siempre para asustar al espectador más sensible: golpes de sonido, cosas asquerosas, apariciones por la espalda sin que el imbécil de turno se percate de que le viene por detrás (y el bicho no aprovecha para matarlo cuando está desprevenido, así claro que es derrotado al final) y cosas del estilo de The Ring o Los Extraños (todavía lamento el tiempo que dediqué a ver dichas películas)... ¿Es cierto?

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    1. Salvo en lo de "cosas asquerosas" (no hay demasiadas ni las que hay lo son demasiado), aciertas. Todo es muy estilizado, hasta efectivo en ocasiones, pero esto no es suficiente para la copia de una copia de una fórmula preestablecida.

      Comparto tu lamento: otro cine de terror es posible.

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    2. Así pues, su técnica no es nada del otro mundo... ¿Y realmente es efectivo en ocasiones? Quiero decir, sí, admitamos que hay instantes en los que te puedes sentir abrumado por tanta sobrecarga de sustos y momentos en los que no puedes respirar, pero ¿eso es terror de verdad? ¿Llega a ser una película de las que te dejan medio muerto de miedo de principio a fin, o al menos consiguen asustarte en escenas puntuales? ¿O sólo es otro deshecho más en la filmoteca del terror moderno?
      ¡¡Gracias por tu anterior respuesta!!

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    3. A mí el efecto que me producen los mejores sustos de Mamá es más bien el del placer formal.
      Pero no busquemos en ella un descenso a los abismos del miedo, ni por asomo.

      Gracias a ti por avivar la discusión en esta nuestra retina.

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